jueves, 11 de diciembre de 2008

Los niños perdidos del franquismo

¿Quién soy? ¿Cómo me llamo? ¿Por qué me han robado mi nombre?
Ajenos a todo, miles de críos fueron condenados a padecer uno de los capítulos más oscuros de la represión franquista.

Fueron arrancados de los brazos de sus madres y llevados a orfanatos donde sufrían un lavado de cerebro por parte de los religiosos y religiosas que los custodiaban para después darlos ilegalmente en adopción a familias favorables al régimen, en virtud de una ideología inspirada en los postulados nazis. Había que liberar a la sociedad de la terrible plaga de los hijos de los rojos.

Esta cacería a esos niños no solo se produjo en España, de eso se encargó el servicio exterior de falange. A este organismo lo llamaron Delegación Extraordinaria de Repatriación de Menores. Una vez en España se les cambiaba de identidad y se les mandaba a los hospicios de auxilio social y a colegios religiosos, borrando así cualquier huella de su pasado como hijo de un rojo.

En la actualidad muchos de los que fueron esos niños robados por Franco aún se preguntan donde están sus verdaderas familias y otros ni siquiera sabrán nunca de donde provienen. Gracias al juez Garzón hoy vuelven a salir a la luz estos trágicos sucesos, aunque se haya inhibido del asunto, hoy se vuelve a hablar otra vez de este trágico episodio poco conocido por la opinión pública.

En este libro “Los niños perdidos del franquismo” de Montse Armengou y Ricard Belis, publicado por Plaza & James, podemos encontrar mas sobre este tema tan espeluznante.
Esperemos que ningún niño tenga que preguntarse jamás en ningún lugar del mundo: ¿Quién soy? ¿Cómo me llamo? ¿Por qué me han robado mi nombre?

lunes, 1 de diciembre de 2008

Mirada infinita




Con esa sonrisa incansable, me miras y tus ojos me hablan, los ojos de la inocencia de un niño con cuerpo de hombre.
Me gusta cuando me abrazas, tus besos están llenos de ternura y tu cariño es sincero e incondicional.
Tienes un gran corazón lleno de amor y alegría, aunque a veces tu corazón te juega malas pasadas, de las que tú ni siquiera eres consciente.
Tu mirada es infinita.
La vida me ha dado la oportunidad de conocerte y de convivir con el gran ser que eres.
Tu diversión muchas mañanas comienza cuando te escondes al verme llegar para que yo te busque debajo de la mesa, poniendo siempre esa cara de sorpresa y esa sonrisa que entremezcla la picardía con la ternura que te envuelve.
Me hace gracia cuando me acerco a darte un beso y sonríes con timidez y agachas la cabeza mientras sueltas un suspiro.
Me encanta observarte cuando haces eso que tanto te gusta, pintar, con ese cuidado y el empeño que le pones para que te quede bonito. Tengo la gran suerte de que me hayas regalado una de tus obras en cerámica, siempre que la miro sonrío, casi sin querer, recordándote.
Tengo miedo de que llegue el día en que me tenga que despedir de ti, o aún peor, que te vayas sin decir adiós, dejaras un vacío enorme en mis mañanas y en mi vida.
Vives ajeno a la crueldad y la dureza de la vida, esa crueldad que atiza despiadadamente tu salud y que te apaga año tras año. Solo espero que tu “vitalidad” de ahora dure mucho tiempo.
.Se que nunca podrás leer estas líneas, aunque si sentirás mi cariño siempre que este cerca de ti.
Solo quiero conseguir con estas palabras que los que no conocen a los seres como tú también se impliquen y se preocupen por ti
Me has enseñado tantas cosas sin tu pretenderlo que me siento en deuda contigo.
Tendría que darte gracias por tantas cosas que no cabrían en un papel.
Gracias ojos bonitos.